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Nueva ley de responsabilidad penal juvenil

En 2009 el Senado nacional dio media sanción al proyecto de ley de Responsabilidad Penal Juvenil. El nuevo proyecto, plantea entre otras cosas,  bajar la edad de imputabilidad nuevamente a los 14 años de edad. Además, propone un régimen especial para menores de 14 y 15 años, y penas de hasta 15 años de prision para jovenes de 16 y 17 que cometan delitos graves. ¿que implicaría su aprobación?

Entrevista Esteban Rodríguez Alzueta

Esteban Rodríguez Alzueta, Abogado, docente e investigador de la Univ. De La Plata y de Quilmes se suma al debate sobre la edad de imputabilidad y las soluciones de fondo de la problematica de la inseguridad.

Es un problema que está sobredimensionado, porque, en el caso de la provincia de Buenos Aires, el 100% de los delitos denunciados, según la procuración de la provincia, solamente el 4,3% involucran a jóvenes de entre 14 a 18 años, estamos hablando de un pequeño sector. A mi me parece que es un problema asociar la seguridad con los jóvenes, esto no quiere decir que no sea un problema del Ministerio de Seguridad, pero se trata de una cuestión mucho mas compleja que tiene causas diversas y que para poder atajarla se necesita de la articulación de diferentes instancias.

 

Cuando uno utiliza la noción de delito ya se está utilizando una categoría que involucra un juicio negativo sobre los factores que se está nombrando con ella. Por eso, nosotros no hablamos de delito, sino de conflictividades sociales. Y estas conflictividades son complejas en el sentido que tienen múltiples causas, ya no es solamente la pobreza y la marginación; hace rato que estamos lejos de los paradigmas economicistas que cargan todo a la cuenta de las necesidades insatisfechas: tengo hambre, luego robo o como decía el Indio Solari: “si Nike es la cultura, Nike es tu cultura y si papá y mamá no pueden comprar la zapatilla Nike que queres para pertenecer, entonces vas a salir a robar”. Es decir, muchas veces los jóvenes no sólo experimentan estos tipos de fechorías como estrategias de sobrevivencia sino como estrategias de pertenencia; como un insumo para ir construyendo grupalidad en donde se va componiendo una identidad. Las causas son más complejas todavía. Está la pobreza y la marginación pero también está el consumismo, también están las trayectorias vulnerables que se van perfilando con determinadas prácticas institucionales que involucran a la policía. Habría que pensar a la expansión y el desarrollo de las economías ilegales, como causas de estas conflictividades sociales que involucran a los jóvenes, al ser referenciadas como la oportunidad de resolver esos problemas morales o de supervivencia.

 

Conflictividades sociales con múltiples causas requieren, también, un abordaje amplio. Requiere que el gobierno tenga que ensayar alianzas y estrategias con distintas agencias del mismo Estado, para encarar este problema. Esto no se resuelve con más policía, bajando la edad de imputabilidad y con más cárceles, sino con inclusión social, real. Y, ¿qué quiero decir con esto? Lo digo pensando en la relación de continuidad que tiene que existir entre el mundo de la escuela y el mundo del trabajo. En la última década los gobiernos provinciales y nacional han ensayado distintas estrategias asistenciales, han impulsado distintas reformas económicas, y si fueron reformas necesarias, me parece que ya encontraron su techo, pienso más que nada en los programas que vinieron desde el Ministerio de Desarrollo Social. No se va poder traccionar a los que ni estudian ni trabajan, con un cupo en una cooperativa, ni con unos pesos que te puedan dar con un plan social. El Estado tiene que garantizar que el joven, cuando termina la escuela, tengan un trabajo estable. Si tenes que trabajar ocho horas diarias barriendo una calle y por la misma plata podes estar durmiendo y con sólo laburar un par de horas a la noche vendiendo droga, ganas lo mismo, entonces ese trabajo no funciona.

 

Existe una mirada policialde la inseguridad, para nuestra clase dirigente como también para la sociedad, seguridad es sinónimo de policía, entonces si seguridad es igual a policía y se habla de la inseguridad, lo que se está reclamando es mayor cantidad de policías, y todos los problemas se transforman en un delito; no existe una mirada integral que vea que estas conflictividades sociales son mucho más complejas y que no se puede comprender solamente desde una perspectiva.

 

Entrevista a Mauro Testa

En plena batalla electoral algunos candidatos pusieron en discusión y apoyaron la idea de bajar la edad de imputabilidad ¿Cuál es tú opinión dentro de este marco político?

 

En principio, que no hay que bajar la edad de imputabilidad. Como trabajador, principalmente, porque conocemos los relatos y las vivencias de los mismos pibes de cómo el poder punitivo (los medios de comunicación, la sociedad en general, la opinión pública, las cárceles, la policía y los tribunales) ya está tratando a jóvenes de entre 16 y 18 años. Tenemos información muy contundente sobre las torturas de la policía, sobre las muertes que se dan en los barrios, por lo tanto agravar esa situación, incorporando a ese sistema a pibes menores de 16 años, sería contraproducente.

 

¿Cuándo comenzó a discutirse?

 

La baja se correlaciona con un proyecto de ley de Responsabilidad Penal Juvenil, que si bien se está discutiendo en democracia, es un modelo y un proyecto neoliberal que surge en la década de los ’80, de la mano de los Estados Unidos y Gran Bretaña, y que se correspondieron con momentos de crisis. En algunos casos de manera más extrema y en otros, como el caso de Argentina, donde hay un gobierno pseudo-progresista, donde no sólo se dio media sanción al proyecto de la baja de edad de imputabilidad (aprobada por los tres bloques mayoritarios en el Senado: FPV, UCR, FPCyS), sino que lo que no se debate es la responsabilidad penal juvenil, que es un proyecto donde se individualiza y se tiene solamente en cuenta al delito como hecho y al delincuente. Todo lo demás, cuáles son las causas, cuál es la cuestión social, no se discute. Todo esto es parte de ese proyecto neoliberal de los años 80 y así tal cual lo están aplicando, aunque acá no se lo esté discutiendo en esos términos. Incluso se lo muestra en términos progresistas.

 

Desde algunos sectores plantean que a los 16 años, cuando los jóvenes ingresan al sistema penal están bajo la tutela de un juez que decide qué hacer. ¿Como la nueva ley reemplazaría el sistema actual y daría otro tipo de respaldo a los jóvenes? ¿Existe otro proyecto? ¿Qué debería hacerse para no caer en la individualización del joven?

 

Básicamente que la sociedad y el Estado se hagan cargo de la situación, de las causas sociales que llevan a que una persona haga lo que haga. El problema es que no hay una solución, que no hay otro proyecto de ley que proponga lo contrario. Lo que sea hace es para empeorar las cosas. Hace unos 20 o 30 años lo único que se propone es aumentar las penas, bajar la edad de imputabilidad. Y en esto de las garantías, según como se lo mire, desde el ‘deber ser’ es un avance que se garanticen derechos. También está la crítica de que se garantizan solamente en el caso de que se comentan delitos: ahí podes acceder a un DNI, una escuela, salud. En los barrios muchos chicos no llegan a esos derechos, salvo cuando llegan a instancia penal, eso es muy contradictorio. Al no haber un proyecto alternativo contundente hay que empezar a pensarlo. Esto fue distinto alguna vez, por eso hay que ver qué pasaba antes y ver cómo la comunidad no sólo en los procesos reales se hacía cargo, sino en la ley, de lo que una persona hacía hasta cometer un delito.

Hay que reconocerlo y hacerse cargo. Esto quiere echarle la culpa al pibe, en el caso de los mayores de 18 a la persona, es responsabilizar a los individuos. Es un proceso ideológico y es lógico que los partidos dominantes no sepan qué decir cuando se dice que no se debe bajar la edad, porque eso es como un combo: la responsabilidad y hacer cargo a la persona de lo que hizo sin tener en cuenta las causas de lo que hizo.

 

Todo esto potenciado en un marco electoral y por los medios de información…

 

Ese es otro factor que también es político e ideológico y que también está en discursos de Bush o Reagan hace treinta años y uno lee lo que han dicho Scioli, Insaurralde, Granados en Buenos Aires hace semanas y es lo mismo. O por ejemplo Miguel Ángel Pichetto cuando se alcanzó la media sanción de la ley de Responsabilidad Penal Juvenil, dio un discurso completamente neoliberal, culpando a la persona sobre todas las cosas, haciendo eco de noticias de los medios de comunicación (que ya sabemos cómo tratan estas noticias) y de des-responsabilizar a la sociedad y a las personas y decisiones políticas que causaron eso.

Cada vez que hay elecciones esto se vuelve un tema electoral y más allá de lo que después se hace lo importante es decirlo. El discurso es una cosa y la realidad es otra. Sobre todo para los pibes. La policía no protege; cuando encarcela selecciona a determinadas personas y otras no, sobre todo si son pobres y de los barrios; tortura (en los institutos de menores gran parte de los pibes que ingresan son torturados por la policía). Esa es la realidad por la que nos oponemos.

 

¿En qué momento la víctima pasó a ser el centro de la problemática?

 

Hubo todo un proceso donde el neoliberalismo más salvaje en EE.UU. y Gran Bretaña, donde paralelo a eso, en lo que tiene que ver con derecho penal, se fueron ampliando las penas, la función de la cárcel pasó a ser otra. Se criticó el ideal de rehabilitación y la cárcel se vació de contenido pero no de gente, al contrario, y la víctima pasó a ser el protagonista del hecho, no el delincuente, sí abstrayéndolo de todas las causas. Para no hablar de esa situación se pasó a la víctima. Un ejemplo de esto son las leyes que llevan nombres de las víctimas en Estados Unidos.

Un discurso de Granados es el mismo que hace treinta años tenía William Bratton, que fue quien impuso la mano dura en New York, si uno lee los discursos son exactamente iguales. Y esos discursos salen de gente que se dice progresista. Si uno lo escucha de otra gente lo entiende, pero los que se dicen progresistas quieren bajar la edad de imputabilidad, mandan más gendarmes, ponen cámaras de seguridad. Hay que hacer un análisis más ideológico.

 

¿Los blancos principales son los jóvenes?

 

Sí, porque son los más indefensos. La clase media y alta, que delinquen más que cualquier otra persona, tienen otras posibilidades de defensa. Incluso en los medios, porque no se los trata de la misma manera cuando cometen delitos. Y posibilidades económicas sobre todo, el derecho es clasista: quién se encierra, por qué una persona si tiene para pagar un abogado sale y otra no, si puede pagar una fianza o no. Eso demuestra que dentro de todos los blancos, los más indefensos son los jóvenes pobres.

 

La cantidad de delitos cometidos por menores, sobre todo en casos graves (asesinatos), son muy pocos en relación a la cantidad de delitos cometidos por mayores. Esta ley tiene que ver con ese discurso, ¿cómo se condice con la realidad?

 

No es algo técnico, no es estadístico. Si bien nosotros para debatir tenemos que dar estadísticas, porque justamente desmienten lo que la gente dice sin saber, pero no saben porque no tienen donde conocer eso. Más allá de eso, también es cierto, que los delitos que se pueden  llegar a procesar son los delitos callejeros y violentos, que cometen pobres. Todos los demás delitos ni siquiera se registran. Nadie sabe cuánta plata se lava en Rosario, cuántos narcos sueltos hay, cuánto contamina la Barrick Gold o Chevron, eso nadie lo sabe. Lo único que se visibiliza es el delito de los pobres, entonces después no les queda otra dentro de ese círculo vicioso que decir ‘son pobres, delinquen’.  Ya está tendenciado para que se hable del delito de los pobres, porque no es que no existen otros y mucho menos perseguir a los narcos o contaminadores.

 

 

¿Y el encierro cumple con un rol sociabilizador?

 

Según un autor, David Garland, que dice que en realidad no hay un solo estudio que demuestre que la cárcel haya funcionado para lo que supuestamente funcionaria, que era re-socializar, re-habilitar. A raíz de eso surge en EE.UU. y Gran Bretaña en los años ’70 la crítica radical de que la cárcel cumplía una función política, que no era resocialización. Como el poder era de la derecha, vaciaron la cárcel de contenido humano (porque los mismos intelectuales de izquierda decían que no servían) y a partir de los años ‘80 cumplía menos aún esa función.

A partir de los datos, no se entiende para qué existe el encierro para jóvenes. El 50% de menores permanece menos de 15 días. Con lo cual cualquier tarea educativa no se justifica. Y el resto tampoco se justifica: educar castigando, obligar a los pibes a ir a la escuela porque están encerrados, sino, no.

Antes de hablar de un debate tan puntual como la baja de la edad de imputabilidad, hay que hablar de todo lo otro, de la responsabilidad penal juvenil y sobre todo el sentido del encierro y más que nada en jóvenes.

 

¿Existe un seguimiento de los jóvenes una vez ‘liberados’?

 

Ese dato no existe y nosotros, desde  el Colectivo de Investigacion Militante sobre los Jovenes y el Poder Punitivo, cuando pedimos autorización a la Corte Suprema de Justicia de Santa Fé nos negaron información, porque eso sería un dato que demostraría por demás que el encierro no sirve.

Nosotros tenemos los casos de las muertes que hay dentro y luego de Irar. Nos enteramos por el diario o por los mismos pibes que se encuentran con otros en Tribunales que ya son mayores y el registro es terrible: entre pibes que están muertos o los que están presos. Casi ninguno es el caso que nosotros podamos decir que un joven pudo hacer otro camino distinto al que lo había llevado ahí.

Integrante del Colectivo de Investigacion Militante sobre los Jovenes y el Poder Punitivo, y trabajador del IRAR y miembro de ATE Rosario

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