Al no haber antecedentes cuantitativos y concretos sobre la precarización laboral de los trabajadores de prensa, el CTP (Colectivo de Trabajadores de Prensa) realizó una encuesta la cual permitió obtener datos certeros sobre un malestar que no es nuevo en el ejercicio cotidiano de los mismos y que no discrimina líneas editoriales ni medios. Sobre un total de 398 trabajadores encuestados el informe arrojó que:
• el 47% publica como colaborador por qué no consigue trabajo como periodista en relación de dependencia.
• el 80% de los casos el monto de la retribución lo fija unilateralmente la empresa.
• Del centenar de trabajadores con contratos temporales que respondieron a la encuesta el 43% trabaja bajo esa modalidad desde hace “uno a cuatro años” y un 29% desde hace más de cinco.
• El 12% firmó alguna vez notas con seudónimo o tuvo que presentar facturas de otras personas a pedido de la empresa, para evitar tener que blanquear al trabajador.
Estos son solo algunos de los datos que le otorgaron claridad a una realidad que atenta desde hace ya muchos años contra los derechos de los periodistas estropeando entre otras cosas la calidad comunicativa.
Colaborar es trabajar. Además de estos datos precisos sobre los cuales se construyen las bases para poder visibilizar una situación que implica la privación de derechos e ilegalidad, se le suma el de las problemáticas con las que cuentan los trabajadores que ejercen el rol de colaborador, ya que si bien muchos de ellos se encuentran en blanco, esto no implica necesariamente que dejen de encontrarse en una situación de inestabilidad laboral. Los llamados free lance, independientes o sub 24 a diferencia de los trabajadores de planta permanente, abonan un monotributo, el cual les impide obtener cualquier beneficio laboral y social referidos a cobrar aumentos de sueldo, gozar de vacaciones, recibir aportes jubilatorios y ejercer plenamente sus derechos gremiales.
A esta negativa se le adjunta el tope de 24 colaboraciones anuales que imponen las empresas para impedir que el trabajador pueda exigir el blanqueo y que esta le abone los aportes correspondientes. Medios como Clarín y La Nación cuentan entre sus filas con un arsenal de colaboradores para sus publicaciones convirtiéndolos en un “ejército de reserva” a los cuales nunca les llegan los beneficios salariales y los que con el paso del tiempo se terminan convirtiendo en proveedores externos ya que automáticamente congelan la cantidad de notas, antes de llegar a la 24ª.
Dime para quién escribes y te diré cuanto ganas. Si de salarios se trata, las razones por las cuales estos se vuelven tan irregulares dependen de los variables abusos por parte de las grandes empresas. Los montos se mantienen desde hace 5 años entre los 180 a 200 pesos como mínimo y hasta 600 por la nota de tapa de un suplemento. Grandes grupos económicos como Clarín por ejemplo “pagan mejor, pero no tiene libertad sindical”, afirma Diego Martínez, delegado de Página 12, en diálogo con Barbaros Universidad a la vez que afirma que La Nación es el medio que peor paga. No sólo por la calidad de los sueldos se determina esta lamentable situación, si no por las demoras en hacerlos efectivos, como es el caso del grupo Spolzki que presenta un retraso de hasta 90 días en abonar sus pagos, seguido por Página 12 y Perfil. Hay que considerar también que muchas veces se factura después de realizar la nota llegándola a cobrar 2 meses después (en el mejor de los casos) permitiendo paradójicamente “que las personas más precarizadas de los medios, terminen financiando de alguna manera las publicaciones”, afirmo Martínez.
Los contratos merecen un párrafo aparte sobre todo los elaborados por Clarín, quien amparados en una cuestión judicial que los respalda utilizan una metodología, cuando menos llamativa, para explotar a los periodistas, ya que redacta contratos provisorios que se renuevan cada 6 meses logrando de esta manera convenios temporarios que duran “una eternidad” logrando así mano de obra barata por parte del periodista.
Paritarias y Condiciones. Luego de 37 años se llevaron a cabo las paritarias de la cámara de diarios porteños que encabezan La Nación y Clarín en la cual se exigió entre otras cosas, el debate sobre las condiciones laborales de los colaboradores, debate que ambos grupos desecharon de inmediato por considerar que no son trabajadores en relación de dependencia, sino proveedores externos.
Estas paritarias marcaron el comienzo para abrir el debate y exigir los derechos y condiciones que el colectivo de prensa reclama. Algunas de ellas son que se haga efectivo el cumplimiento de los derechos básicos del trabajador como así también aquellas condiciones inherentes al oficio, como regular el aporte de herramientas propias, ya que actualmente el 80% paga de sus bolsillos los gastos de comunicaciones y muchos incluso el viatico de sus notas. Estas circunstancias de inestabilidad en las condiciones laborales generan que todo el tiempo el periodista deba vender su nota en un mercado que hace uso y abuso de su trabajo, naturalizando una situación que de lleno es ilegal.
Hacia la visibilización. Tanto la puesta en marcha de paritarias como la lucha colectiva por parte de trabajadores para defender sus derechos laborales abrió el panorama para que se comience a activar mecanismos concretos que promueven prácticas justas para terminar con esta precarización. Si bien la encuesta gestionada por el CTP, es solo la arista de un largo conflicto puso en palabras necesidades imprescindibles para establecer la visibilización de reglas claras y trabajos justos.
Lee el informe completo del CTP